miércoles, 30 de diciembre de 2009

CUANDO ESTABAMOS PEOR ESTABAMOS MEJOR..




CUANDO ESTABAMOS PEOR ESTABAMOS MEJOR









Es necesario decirte que antes de que me interiorice en las mareas del sueño y caiga en esos abismos que quien sabe quién abre, a lo mejor la conciencia, o los cargos anteriores, de mis vidas pasadas, o quizá de los recuerdos que ya no están.





Antes, en esos tiempos desaparecidos, estaba en una situación que los estudiosos ahora clasifican como de diversos grados de pobreza. Y sí no figúrate que para poder darle sabor a los frijoles tenía que subir alguno de mis hermanos y yo mismo para arrancar una hoja del árbol de aguacate con el propósito de hacerme una especie de chaqueta y decirme que bien saben los frijoles con sabor a aguacate.


Y estábamos mejor porque aún dentro de la pobreza mayor o la carencia de porquerías, recuerdo las risas de mis hermanos, o las expresiones en las caras de las gentes que se mostraban contentas.



Ahora una especie de frialdad existe en las gentes. La indiferencia es palpable y el único aliciente es el dinero.

Es tal el aprovechamiento de los sistemas que no dejan nada bueno.



Por ejemplo los gobiernos manipulan a las personas de tal manera que no dejan cabo suelto. Les dicen por una parte en sus anuncios que todo es maravilloso y su publicidad muestra a seres que deben de vivir en otro país, porque si tu sales a la calle lo único que puedes ver es desolación, calles con una inmensidad de basura, ladrones por todos lados, policías que reducen su marcha y pasan lento cerca del ciudadano con el propósito de revisarle a ojo de pájaro y hasta esos es una agresión. La única importancia de los gobiernos es chingar al ciudadano y sacarle el dinero. Lo demás son patrañas y ruindad.


Alguno puede decir que peco de atrevimiento pero es que esta canción ya la he escuchado desde que yo era un joven petrimetre. Apoyos al campo decían los anuncios en Guanajuato cuando López Portillo era elpresidente, y fueron tales los apoyos que el campo mexicano es un páramo.
Trabajar nos fortalece, decía otro espectacular. Y los obreros en chinga loca y los resultados son : pobreza y más pobreza.


Dice un filósofo gringo que para que el hombre pueda volver al origen, a la sustancia de lo que fue, se debe de destruir todo lo que se ha construido hasta ahora. Derribar puentes y muros, quitar el cemento de las calles, volver al campo, ingerir leche, hacer tu propio pan, dar por muerta a la industria, sembrar tus tierras, cosechar los granos.


Dejar de lado los plásticos y lo insulso, platicar en rueda como lo hacían los ancianos en los pueblos, contar historias, dejar para otro día el cáncer y la mentira, volver a ser personas sanas y arrojar las máscaras de lo hipócrita. Hacer tus propias tortillas, y volver al artesano. La vida, se ha tornado tan inútil que no da ningún horizonte para donde ir. Ya no hay interés por la aventura y cada uno usa su cara de víbora.


Me encuentro ahora en un rincón oscuro, agachado en la posición del indio, tapado con mi cobija y cubierto con mi sombrero. Soy de México y ya borracho miento madres al mismo tiempo que bebo un mezcalito.

Como puedo me levanto y las rodillas me están doliendo aunque en este sueño tengo 25 años, esta reumas siempre me han acompañado y dormido y despierto siempre están ahí.

Entro a un lugar que parece un jardín. En un extremo hay un monumento colosal de una serpiente con cara de cabra. Alguien la hizo de materiales rosas que a medida que las gentes trepaban en ella, le han sacado un brillo. Una señora parecida a mi madrina, me dice que yo debo de subir, pero que también me acompañara su sobrina de siete años. Miro la inmensidad de esta obra y sin más remedio inicio la trepadera lentamente, me voy agarrando hasta con las uñas. Utilizo las piernas y me aferro lo más que puedo. Enseguida de mí, se trepa la señora, ella más hábil se quita sus sandalias y como una experta sube rápido. Me dice que cuando era niña se trepaba a los árboles para alcanzar los frutos. Luego la niña, con un poco de temor también subió. Cuando estábamos los tres en la cima podíamos apreciar la puesta del sol, de cómo los tonos del astro se volvían rojos en la lejanía.


Una vez realizada nuestra hazaña decidí bajar. La mujer sexagenaria me dijo que ella se quedaría ahí por los siglos de los siglos. Después le pregunté por la niña y en la cabeza del animal de piedra abrió una puerta más y me dijo que esa era su casa también.
Así que procedí a bajar pero ahora en reversa.



Una vez en el suelo alguien me dijo que una motocicleta Harley que se encontraba estacionada era un regalo para mí. Las dudas aparecieron en mi cara porque yo no sé manejar esos trebejos.
Luego entré en una casa, subí por las escaleras y me asomé a una ventana. Allá abajo se encontraba un grupo de cantantes que entonaban arias de ópera. Desde esas alturas los escuché y les gritaba bravos….


Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra
Para elpueblodeletras.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos
29 diciembre de 2009.