lunes, 9 de noviembre de 2009

OSOS


EL OSO



Usted comienza por recapacitar y al mismo tiempo se pregunta el porque el cerebro humano guarda tanta información, alguna de utilidad y otra que se queda ahí en algún sitio.

Por ejemplo en estos momentos se le viene a la cabeza una serie de notas musicales que usted escuchó hace aproximadamente 29 años. Un señor peinado a la gomina se para en un escenario de la televisión y con voz potente dice apañado a un micrófono: “ No, aunque me jurarás que mucho has cambiado. Para mí lo nuestro ya está terminado. No me pidas nunca que vuelva jamás… “. Y ahora justamente en una escueta nota del periódico dicen que este hombre murió. Porque el cáncer de próstata acabó con él.

Luego dicen que se han cumplido 20 años de la caída del muro de Berlín y hacen un arguende . Aquí en México en la frontera norte los gringos están construyendo su muro para que no se pasen los prietos. Y a todos les parece bien.

Hay personas que necesitan de todo. Por ejemplo no tiene ni tres días que una calamidad de abate sobre Veracruz y Tabasco. Usted mira como el agua acabó con todo, se desbordaron los ríos y entre las tristezas de los perros mojados, los colchones echados a perder, descubre al Secretario de la Sedesol diciendo que el gobierno federal apoyará a los damnificados. El luce su cadenita en la mano, luce afeitado, parece que desayunó lo suficiente. Incluso su camisa se ha impregnado de perfume parisino. Abajo , en el suelo, niños con granos, con mocos, hombres mayores pidiendo ayuda de quién sea. Dice que por favor le lleven agua para beber. Los moscos acometen, el hambre también.

En un salón de Tabasco, un señor Granier, dice que controlará estos excedentes de agua, también él luce desayunado, otros peinados le aplauden por su obra y gracia. Mas tarde el de camisa roja un hombre afortunado que gobierna Veracruz dice que el cambio climático es el causante de toda esta calamidad. Que sabio.

También se da cuenta que los muertos siguen, no hay tregua. En una mirada de pájaro aparecen descuartizados por todas las áreas de la república.

Cierta vez leyó que así como las personas traen implícito su carma y su darma, los países también. ¿ Pero que han hecho ustedes para llevar la mala suerte siempre siempre?

De mil malas una nueva: El presidente inaugura un aeropuerto en Sonora.
Mientras una mujer le da de comer a un perro, y otra amamanta a su hijo.
Otros se dan a la tarea de matar a un General Brigadier, y otros encarcelas a unas personas que vendieron a su hijo a cambio de un terreno.
Otros extorsionan por teléfono y otros más se burlan.

Así que usted comprobando que no hay remedio, acude al cubil del sueño, ese lugar donde pacen los corderos y a pesar de lo extraño de las situaciones usted comprende que es mejor.
Hay una cama de latón que brilla , su luz abarca una parte de la habitación.

Pasa una tortuga caguama que lo mira con sus ojos grandotes. Aleja su mano porque las tortugas hambrientas si lo muerden son capaces de arrancársela. La fuerza de su mordedura es capaz de partir en dos desde un hueso hasta una lata de frijoles. Asi que para no quedar como Miguel de Cervantes decide meter la mano dentro de la cobija.

Cuando se encuentra en la situación del sueño intenso, siente que se trepa a su cama un oso. Este animal comienza a lamerle el cuello. Usted se queda paralizado y no puede moverse. Su cuerpo no reacciona porque siempre le tuvo un pavor a los plantígrados. El oso primero juguetea con su cara. Usted entrecierra los ojos, y él sigue lamiéndolo. Pareciera que usted es miel porque no se le despega. Se acuerda del documental donde unos osos se comen al atrevido. Pero trata de conservar la calma y no hace movimientos.

El oso descubre en usted un sabor agradable, es que su sudor le gustó. Su mujer dice que usted apesta a rayos, pero una vez que hizo la prueba con un desodorante le dejó un enrojecimiento en las axilas, provocándole unos granos que no tuvo más remedio que llevar los brazos levantados por varios días. Elle le recomendó un desodorante que no tuviera alcohol. Pero usted no estaba dispuesto a ponerse nada más. Incluso recuerda que su olor fue el detonante para que usted se pudiera cogerse a la Marín. Ella tenía una pena. Había un tío que le gustaba el grupo Yes. El llegó y de inmediato provocó en las mujeres una especie de excitación que les alteró las hormonas al grado de que el tipo tuvo de donde escoger. Eso sucedía durante toda la semana. Llegado el viernes, el gavilán escogía a la que se iba a echar. Luego los lunes les explicaba a todos lo que les había hecho.

Una vez miró a la Marín con cara triste, es que ella se enamoró y le entregó su corazón. Usted para sus adentros se decía, con que a mí me entregue el culo, el corazón no me importa.
La llevo al desayuno y comieron una carne asada, luego tomaron un café y decidieron caminar por un parque. Se recargaron en la pared de un monumento en honor a un corredor de coches que se apellidaba Rodriguez. Ahí le metió unos besos y al cabo de los minutos también se encontraba enamorada.

Fue entonces que le propuso un plan y se la llevó a una cama caliente. A ella no le gustaba verse en el espejo. Recordaba que su padrastro la violó. Después comenzaba a llorar y el aspecto de su rostro amenazaba un atardecer.

Sin embargo a los treinta y tantos minutos ya estaba trepado en ella y al son de un zumba que zumba le daba pá sus tunas.

El oso en un descuido le mordió la mano provocándole una herida de 8 centímetros. Usted entró en una coraje y le pegó al oso. El oso se enojó y le tiro mordidas al aire. Considerando que el poder destructivo de este era inmenso no tuvo más remedio que salir de su propia cama.
Dicen los que le explicaron que usted se encontraba en San Miguel Allende, eso es lo que le dijeron. Pero usted sabía que en realidad se encontraba en América Central, es posible que fuera en el barrio donde viven las pandillas de la 18 y la Mara salva trucha.

Caminaba por unos callejones y enfrente de usted se desplazaba un grupo de personas con caras de mestizos. Llevaban instrumentos musicales improvisados, algunos niños que los acompañaban entonaban cantos afros. Otros palmeaban y en la vanguardia llevaban unas vacas que posteriormente serían sacrificadas.

Entró usted a un tendajón para comprar tabaco. Siempre que acudía a un lugar del tercer mundo compraba tabaco. Es que al fumar le entraba un espíritu de Ernest Hemingway. En el mostrador se encontraba un sujeto barrigón que no negaba la cruz de su parroquia . Era un Salvadoreño nato. Le pidió de esa picadura negra, y su respuesta fue enseñarle tabaco brasileño. También le dijo que si no compraba marihuana, pero esa puta yerba hasta mencionar su nombre le molestaba.

Salió de ese lugar y entró a otro más oscuro. Ahí cargaban costales con azúcar, luego un moreno de calzón la vertía sobre un cazo de bronce con el propósito de hacer dulces regionales. Una mujer con la cara de Isela Vega los probaba y los que no le gustaban los escupía mentándole la madre al que no le echó el azúcar suficiente.

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Para elpueblodeletras.
Nec spe, nec metu
Estados Unidos Mexicanos