viernes, 18 de septiembre de 2009

FANTASMAS VAGABUNDOS



FANTASMAS VAGABUNDOS.



Dice por ahí alguna canción de Cataluña que un hombre va con los zapatos desbrochados y la ropa llena de polvo. Va con la boca temblorosa y siempre lleva su canto dulce.
Y es verdad , este tipo de libres no se someten como tú o como tú o como tu. Haber si me alcanza el dedo para señalarlos.


Este hombre, se coloca un sombrero, su cara sin rasurar, no precisa peine porque le bastan sus dedos. Tiene un saco que alguno le regaló. Dicen que salió apresurado y en una bolsa que contenía este saco intentó depositarla en el bote de la basura. Fue entonces cuando este hombre al que se le dice vagabundo tomó la bolsa y sin decir nada la fue rompiendo. Sus ojos brillaron cuando descubrió la prenda. Y como si estuviera en el Corte Inglés , se miró en el brillo de un charco. Y ahí estaba su figura, contento como si ese día hubiera llevado bocado a su ansiosa boca.
Fue entonces que se acercaron los protectores de la ley. Lo miraron con ojos despectivos. El más corpulento le pidió sus papeles de gente pobre. Y a la manera irónica de Joan Manuel le volvió a decir disculpe pero necesito su registro y su permiso para vagar por las calles de Nueva Jersey. El hombrecito de ojos agudos llevó las manos a su nueva ropa y sin sacar nada les dijo que no tenía nada que lo pudiera identificar Pero si de algo les sirve me llamo Dylan.¿ Dylan que ? pregunto el dientón. Bob Dylan.

Anochece y se siente frío…


EL DRAMATURGO


Otro hombre que tenía por profesión dar clases en una universidad femenina y que además escribía obras teatrales, llegó a su casa en un barrio viejo de la ciudad de México al que los que lo conocen le dicen la Escandón.


Después de dar su clases de gesticulación y ademanes y ojos expresivos llegó a la esquina de su casa, buscó sus llaves y abrió casi al punto del fastidio.


Lo primero que vio fue a su padre así como un jarrón que intentaba imitar el arte chino.
Su padre leía el periódico e intentaba asimilar ese enredo de los precios del petróleo.
El maestro de momento tuvo un ataque de odio y cercano a la puerta tomó un garrote que ya tenía dispuesto.Profiriendo palabras como Hijo de tu puta madre; te va a llevar la chingada, y ahora si cabrón, te vas a morir, se acercó al autor de sus días y comenzó a propinarle palos por todas partes. Primero le pegó en la cabeza logrando con esto sacárle un borbotón , luego en un costado, le rompió una mano, y además logró dejarle hematomas por todas partes.
En ese momento la esposa de recién muerto se hacía presente para descubrir que su retoño un hombre de más de 30 ayeres acababa de privar de la vida a quién se la dio.


Todavía con el garrote en la mano, giró su cabeza y descubrió a su madre. Y profiriendo las mismas palabras corrió a alcanzarla pero la mujer a pesar de sus años subió a la parte donde se encontraban los cuartos. El instruído se encontró con una puerta cerrada y una mujer aterrada.
Como si fuera un lobo feroz, le dijo a la mamá: ¡ Abre cerda infeliz ¡ te voy a matar ¡. Por supuesto nadie en su juicio abriría la puerta y menos con un loco detrás . Aunque fuera su propio hijo.


Fue entonces que este hombre convertido en bestia procedió a patear la puerta hasta que logró hacerle un boquete, introducir su pie, y tirarla para entrar. La mujer quedó indefensa en la cama y con una cara de no me mates intentó contener esa furia que para esos momentos ya era como un río.


Cuando la supo muerta, la jaló de un brazo y como si fuera una res la acomodó en el interior de un closet. Después se limpio la sangre materna y bajó los escalones. Su papá todavía tenía el diario en una mano. Maldito infeliz. Porque siempre me mentiste se dijo. Nunca quisiste decirme que yo era adoptado puto judío. Pude haberte perdonado todo pero la mentira nunca ,
Lo cargó literalmente, su padre pesaba 57 kilos, así que para él no era problema, Lo colocó de igual forma en el mismo clóset y dejó pasar los días.


Una mosca negra se posó en una de las ventanas semi abiertas, y llegó hasta ahí por los olores que los cuerpos emanaban. Abajo en la calle, unos viejos amigos de los muertos se hacían todo tipo de preguntas por la ausencia repentina de estas personas. En esas estaban cuando descubrieron el paso de un vehículo policiaco. Le llamaron y le explicaron brevemente, el sabueso añil descendió de la patrulla y acompañando a los amigos tocó la puerta. Fue entonces que el primer contacto fue con un hombre de barba crecida, de ojos profundos que en una de sus manos llevaba un libro de literatura rusa. El policía analfabeto le pregunto directamente por sus padres. Ah¡, mis padres… Hubo un silencio, el ilustrado se hizo a un lado y les permitió el paso. Todos entraron a la casa y la mosca del tipo alazana seguía girando alrededor de un foco de 40 wats.


¿ Buscan a mis padres ¿?. La respuesta fue afirmativa. Están arriba. ¿ quieren verlos?. Si usted lo permite. Si dijo este. Pasen por aquí señores..


Fue entonces que subieron los escalones y él encabezando la fila. El olor de los cuerpos ya se respiraba intenso. Sin inmutarse por la puerta rota, les señaló con la mano. Ahí están. Quiero decirles que llegaron muy pronto. Todavía no habia acabado con estos hijos de puta. Pensaba amarrarlos del balcón para mostrárselos a los que fueran pasando…

LA SIERRA DE GUERRERO.

Estoy echado literalmente en un camastro, Es un artefacto que mi abuela dispuso para mi para que no durmiera en el suelo, En el reloj de la campana están dando las doce y media.
Por las calles oscuras del sueño se acerca Fernando, busca sus llaves pero no las encuentra, entonces como si fuera un malabarista se trepa por una cornisa y de dos patadas salva el enrejado. Se deja caer logrando con esto que su melena negra giré para un lado. Un perro pinche y muy bravo le tira un mordida. Fernando toma la cadena y le zampa unos buenos chingadazos.
Entonces yo privado del buen dormir por ese escándalo abro un ojo de caimán y comienzo a echarle de pedos. ¡ Oýeme cabrón¡, dejame dormir… Fernando sin inmutarse me dice que me quite las chinguinas y que lo acompañe. ¿ A onde tú?. Vamos a Cascada de las Granadas.


-¿ Que es eso?.


-Es un sitio en la sierra de Guerrero.


¿ Oye no mames? . Estamos en 1972 y por esos rumbos hay unos cabrones que dicen son de la Liga comunista 23 de septiembre y son los rumbos de Lucio Cabañas. Si me repondió. Pero eso a nosotros nos vale verga.


-Nosotros somos como turistas rurales….


Decidi acompañarlo y caminamos rumbo a Lomas de Plateros en el perímetro del barrio de Mixcoac. Subimos un puente y al mirar por los dos lados podías ver las luces amarillas de cientos de cabrones que no saben a dónde van.


Entre las sombras que daba un árbol se apareció un amiguete al que Fernando conocía por Saly. Creo que se llamaba Rubén.. Tomamos un camión de esos que se deshacen y salimos por el sur. Mi pensamiento quedó dubitativo.


Como a las tres horas de camino nos encontrábamos en el Estado de Guerrero en dirección al puerto de Acapulco. Fue entonces que el hipiee consanguineo, se acercó al conductor y le pidió que detuviera su marcha huevona.


Bajamos con nuestras mochilas, el camión continuó a los rumbos de Chilpancingo o Tierra Colorada. La noche de la madrugada se hacía intensa. Caminamos a la derecha y comenzamos a descender por las brechas de esa sierra. Ya me veía yo tan citadino, tan hombre de palabra, tan don de gentes, picado por una pinche víbora coralillo. Saltaba hasta mi pierna y me clavaba sus dientes con tal fuerza que incluso sentía el veneno entrar a mi torrente de sangre. Entonces caía, mi cuerpo entraba en temperatura. Saly y Fernando intentaban reanimarme pero yo empezaba a tener problemas para respirar, ah, ah, ah.. La víbora de colores se alejaba entre los matorrales. Se nos olvidó el antídoto, y como lo íbamos a saber, ¿ para qué fui?-


¿Si yo estaba placenteramente dormido en mi camastro anaranjado?


Las patas me temblaban pero seguimos caminando, ni siquiera botas llevaba.


Después de 80 minutos escuchámos una caída de agua que llevaba mucha potencia. En un claro de luz que hacia la luna depositamos las mochilas. Alguien sacó unos periódicos de antier y los colocó sobre la tierra negra. Es posible que fueran las dos de la mañana, nadie traía reloj y ese bonito que Fernando tenía se encontraba en El Monte de Piedad.


Encima de los papeles impresos colocamos las cobijas, luego las mochilas la hicieron de almohadas. Buscamos nuevamente el sueño y caí a una especie de vació.


Al amanecer me levanté rascándome y descubrí que toda la masa corpórea que yo representaba se encontraba bañada de piquetes. No había lugar de mi cuerpo que su hubiera salvado, ¡ Pinches hormigas ya me picotearon por todas partes, creo que lo único que se salvo fue el culo¡…

En coraje de explosión invadió mi cabeza. Abrí mi mochila para guardar algunas cosas. Saly como apenado intentaba disculpar a las hormigas. Fernando por su parte me decía que me calmara. Es que no puede ser. Yo estaba en mi cama hace una horas y por el momento me encuentro con estas manchas chupadas.


Intenté salir a alguna vereda y descubrí lo verde. Entonces me acordé que éramos una especie de turistas rurales y fumé un cigarro.


Con otro semblante nos llegó el hambre. Los muchachos decidieron ir en busca de ramas secas, claro que esto era muy difícil porque en esa región llovía a cada momento.


Vi que se alejaron mientras me disponía a hacer una rueda de piedras de río, busqué las mejores, las más boludas. Había unas de colores, descubri la belleza de las piedras, miré el paisaje y me acordé de ese poema de Julio Herrera y Reissing. Vi la inmesidad, la caída majestuosa de agua, hasta vi peces de todas tonalidades.Viré a la izquierda y pensé en la ciudad caca, en sus pavimentos diarrea, en sus seres ignorantes, pagados de si, prepotentes, ladrones, cínicos, que usan sus máscaras, hipócritas , desleales y si algo cabe bastante culeros.


Ahí estaba yo, parado entre la niebla del tiempo, en un ambiente de casi frío, de casi calor. Los moscos estaban, en esa rama había dos especies de pájaros parecían gorriones.


Intenté hacer una lumbre pero las pocas ramas estaban mojadas. Ensimismado en mi tarea, escuché unos pasos, eran lentos como que intentaban no molestar. Eran tres, un perro fantasma, flaco, con su colonia de pulgas, con su mirada triste, con su hambre absoluta, con las orejas gachas, con las patas maltratadas. Era un perro fantasma. Había también una niña, de ojos tristes, no decía nada, tenía un vestido de diez pesos, era rosa o pretendía ser rosa. La cara de esa niña tenía jiotes esas manchas blancas que salen en la cara cuando no comes nada, quién sabe qué dieta tenía esa niña. Era morena, llevaba dos trencitas se se mezclaban con un listón bermell que alguna tía le regaló. Sus manos flacas, uñas mordidas que se fue arrancándo cuando le ganaba el hambre. La mano de esa niña se sujetaba sin fuerza a la mano de su madre. Y ahí estaba con todo y su rebozo. Desteñida, parecía una sombra pero también era un fantasma, igual que el perro. Su cara solo la mostraba por el lado izquierdo, su rebozo gris pretendía taparle la otra mitad, era una imagen de algún cuadro costumbrista, a lo mejor era Dolores del Río. No no era Dolores.Es posible que su estómago llevara días sin comer y esto lo sabía por el lenguaje de su rostro, por la angustia de sus arrugas, por su dolor de vida.


Cuando las tuve frente a mí les pregunté que es lo que deseaban. Y ella, la mujer mamá giró su mano flaca y señaló con su dedo largo un bulto de tortillas. Después de su indicación sin palabras, tomé el paquete y se lo entregué. La mujer de esa selva no dijo nada, lo tomó para introducirlo en su seno, dio varios pasos, seguida por la infante y por el perro fantasma y se perdieron de mi vida.


Volví a quedarme solo y al cabo de 10 minutos pasaron unos hombres armados con escopetas, se acercaron para ver que chigados hacía. Eran rudos, eran campesinos rudos de esos que te privan de la vida por quitame estas pajas. Uno de ellos me dijo que cuanto tiempo estaría por ahí. Les conteste que hasta que me divierta.


Por estos sitios nadie tiene diversión. Todos estamos pobres, aquí no hay diversión. Ándese con cuidado güero me dijo, para después marcharse por una vereda y entrar en una puerta que nadie abría.


Hubo un instante de reflexión y comprendí que era la muerte, la muerte que anda por los pueblos de Juan Rulfo, por los pueblos de Traven, por el cine de Eiseisten, por los pueblos de Dios padre.


Llegó Fernando y Saly, traían en sus brazos unas ramas que encontraron. Hicimos fuego pero les dije que no había tortillas para acompañar los frijoles, ni tampoco frijoles.
Me levanté de mi posición de cuclillas y les dije que allá abajo había un caserío. Orita vengo les dije.


Mis pasos me llevaron a la calle principal que se llamaba Plan de Ayutla. Sentado sobre una tabla un hombre con su bastón pudo indicarme sobre una tienda.


El piso de esta proveduría del abasto era de tablas. Un hombre torvo de mirada sucia y manos de puerco se encontraba recargado sobre un mueble que intentaba ser un mostrador.
Le pregunté si vendían tortillas. El sujeto me miró y pensó que era un extranjero como esos hipiees que andan por todos lados, mezclándose con los indios, dándose las tres de marihuana, y quizá hacerle al intelectual.


Si mister. Si tenemos tortillas. Le pregunté para decirle que me diera un kilo.
El abarroreto voraz me dijo que si estaba seguro.
-Tan seguro como que me llamo Ernesto.
-Te cuesta cada tortilla a 9 pesos.
Entonces le dije que en México las tortillas cuestan según el precio oficial vale 90 centavos el kilo.
-Será de ónde tú vienes pero aquí vale 9 pesos cada tortilla.
-¿eres alemán’?.
-No soy ruso.
Di la vuelta y el hombre quedo mascullando : pinches extranjeros de mierda. A poco creen que porque son gueros nos van a venir a humillar….


Original de Alfredo Arrieta ortega


Para elpueblodetierra
República de México.
Nec spe, nec metu.
Sin esperanza y sin gloria.