viernes, 18 de septiembre de 2009

RUBEN BLADES



RUBEN BLADES.



La noche ayer cuando daban las casi dos de la mañana y mientras los mexicanos más dispuestos que aún piensan que son libres, siendo que uno de los derechos más importantes es el comer y considerando que hoy por hoy comprar desde un kilogramo de azúcar o un pinche aguacate cuestan casi el equivalente a lo que vale un huevo.

En las afueras de la calle, en el mismo lupanar del sueño me encontraba porque para serte sincero ya no sé que es mejor si vivir entre estas neblinas o enfrentarte a lo que va sucediendo .

Me encuentro trepado en un camión de aquellos que circulaban por la ciudad de México en los años sesenta. Hay una mujer que viaja parada . Yo me encuentro a un lado de ella y pretendo colocar en uno de los tubos, de esos tubos que sirven para agarrarte y no caer, pretendo hacer un hoyo con este taladro que llevo. El problema es que no alcanzo conexión con la luz, pero como en los sueños todo es válido le hago clik al botón rojo y este admirablemente comienza su trabajo La broca gira con tal velocidad que para que no salga disparada conduzco su puntita al sitio en donde voy a hacer el agujero. La mujer de dimensiones chaparras y maquillada como una politicucha de Ixtapalapa, es decir casi casi para llegar a la imagen de las putas. Se me queda mirando como disgustada. Es entonces que le clavo la mirada como dicendole no me empieces a chingar porque te suelto un putazo en la cara. La mujer se inhibe y no es que yo sea unos de esos machos que cualquiera se la pela, no, no soy de esos .

El caso es que a veces uno se tiene que defender. Anteriormente veía a las personas casi como complaciente, ahora y dados los resultados todos me parecen que son como una especie de diablos de mierda.

Sin hacerle caso a la maquillada, comienzo a perforar en el tubo, este se va haciendo grande. Cuando considero que ya tiene la dimensión que yo pretendo, dejo del lado el taladro y busco otro artefacto que quien sabe de donde salió. No sé más.

Es entonces que lo inserto en el hoyito y queda justo, le doy vueltas para que vaya tomando fuerzas y casi al dar la cuarta o quinta este queda apretado. Los pasajeros me miran como si yo fuera un loco. Pero lo que no saben los pobres pendejos que nunca, nunca en su sociedad corrompida de cínicos, y avariciosos yo soy el verdadero rey putos..

Poco después el camión deja de serlo y esto ocurre porque en los sueños todo pasa. Ahora el camión es una cama que viaja lentamente como en ralentí. No tiene ruedas, Para maniobrarla uso el fierro que construí en la primera etapa del sueño. Además le puse un mecate que sirve como riendas y puedo ir llevando despacio o a aprisa la cama, según quiera.

Al detenerme me encuentro con la entrada de una casa que parece fue construída en San Angel. Y eso lo sé porque la fachada me recuerda a una en donde filmaron una película de época. En esta salía Enrique Lizalde vestido de postín con un copete que parecía Ignacio Allende. Lizalde aún metido en su papel nunca pierde la pose del mamón que es, tal parece que no es persona sino personaje. Se detiene en el portal de esas casa y aparece Blanca Sánchez como con 15 años. Que bonita era Blanca. Ahora con el paso del tiempo vi su cara en las paredes de un camión y la encuentro cansada, con su mirada triste, es posible que Blanca no haya sido feliz nunca.
Le pregunto a Lizalde si puedo pasar. Y nuevamente con su mirada arrogante voltea para otro lado. Es entonces como que a mi me vale verga y decido traspasar del tiempo del sueño al tiempo del pasado.
Hay una fiesta o reunión. Por allá descubro a Rubén Blades. De momento se me viene a la memoria esos versos que lei en los 80. La vida te da sorpresas , sorpresas te da la vida…
Rubén con su sombrero y su bigote me descubre y acude a saludarme. ¿ Cómo estás amigo mío ?.

Bien Rubén , le digo con parsimonia. Pasaba por aquí, en esta evasión que nos da el dormir y me vengo a encontrar contigo. Toma lo que quieras, me dijo Rubén. Asi que agarre unos bocados que no se quién los preparó con mayonesa.

Había en ese lugar muchas personas. Como no conocía a ninguna de ellas nadie se me acercó a saludarme. Es por eso que te digo. El hecho de que no te conozcan no les impide saludar o sí?.
Posteriormente volví a ver a Ruben. ¿Que pasó mi Blades ya se acabó todo?.
Si hermano , estoy por regresarme a Panamá en unos diez días. Ahora tengo que esperarme. Fijate que estoy molesto con una televisión de por acá. Casi me ordenaron que hoy justo vendría un señor que se llama Chabelo. ¿Lo conoces?. Si le dije categórico. Chabelo es el amigo de todos los niños. Y canta canciones y da consejitos…

Bueno el caso es que va a venir este señor al rato y quiere que yo salga en su programa. Ahora nos vemos me insistió. Fue entonces que vi a Rubén alejarse de espadas y vestido de negro. No pasaron ni 8 minutos cuando Rubén se asomó por la ventana de un noveno piso. Me grito: Hey men..¡.
Levantó sus brazos y los agitó.. Acá subirá Chabelo. Se parará junto a mí y hará su presentación. Como nos ves desde ahí eh?..

No acababa de decir eso cuando subió sus dos pies en el resquicio de la ventana y su calculo no fue el indicado. En unos momentos pasa todo y Ruben se vino para abajo. Un hombre que se hallaba junto a él y que parecía un marroquí hizo un intento aparente para detenerlo pero su mirada decía todo lo contrario.

Ruben cayó frente a mí. Su cuerpo quedó fracturado y en posición supina. Me acerqué rápidamente porque yo si era su amigo. Los demás seguían en el acto de la gula y la mentira. Chabelo nunca llego.

Ruben me pedia levantarse. Lllegaron los paramédicos y uno de ellos me dijo que lo sujetara despacio para subirlo a la ambulancia.

A diez pasos caminó otro actor vestido como médico cirujano y partero. Con la mirada extrañada me preguntó que le había pasado a Rubén. Le hice una reseña de lo sucedido. Fue entonces que sacó su teléfono y habló con alguien. Si les dijo. Rubén Blades se cayo de un piso 9. Si ya lo sé dijo él. Si . Es que pa pendejo no se estudia. ¿ o si hay escuelas me preguntó?

Salí de esa casa y me trasladé por allá abajo. Por un sendero que te hace ir a Puerta Grande.
En plática insulsa descubrí a Fernando Peña que era un ingeniero de construcciones. Como yo también lo conocía le pregunté si ya terminaba la obra. Y con el dejo de ser persona que todo lo sabe, simplemente señaló hacia arriba. Es ahí que descubrí a cientos de hombres colocando una pared de cantera pero de enormes dimensiones. Esto lo hacían para impedir que el peso del cerro se viniera abajo y sepultara a las personas que vivian allá en los parajes del manicomio.
No pasaron más de tres minutos cuando se escuchó un estruendo. La gigantesca masa de tierra y piedras se derrumbó sepultando a cientos de ciudadanos que tal y como están las cosas nada valen…

Original de Alfredo Arrieta
Nec spe nec metu
Para elpueblodetierra
Para elpueblodeletras
Estados Unidos Mexicanos
16 septiembre de 2009.