domingo, 30 de agosto de 2009

ARBOLES



ARBOLES




Sin respeto a tus raíces, vas sucumbiendo, pierdes el sentido, ay¡ hachazos como duelen, que sanguinarias garras, que irreflexión, ellos se están suicidando aproximados a tu seno.

En vez de sangre, fluyes sudor y savia, por lágrimas renacen retoños.

Te están proyectando hacia el suelo, y no abres la boca, no exclamas, la sierra eléctrica circunda tu cintura, como listón a tu vestido. El corazón cincelado a navajazos está cesando de latir y no dices nada.
Hasta los mismos gigantes doblan las rodillas, pero qué culpa tienes joven madero.
Eres joven, te llamas pino, aunque no des piñones, pero no les importa como te llames, el verdugo ha actuado.

Adonde vivirán hoy las ardillas, quién lo sabe.
De qué sirve un valle sin canciones.
Casi de nada.
Dime si es importante que el sol brille. nadie puede vivir a oscuras.
En qué sitio anidarán los pájaros silvestres.
Por el esfuerzo de agitar lo verde se aniquilará todo.
El oxigeno disminuye,
Cuanto te están dañando compañero.
Los campos se convierten al silencio, nadie los habita, el recurso silvícola se encuentra atrapado por diversas manos.

14 de septiembre de 1982.

Alfredo Arrieta Ortega.

Nec spen, nec metu