domingo, 30 de agosto de 2009

TIERRA


TIERRA

Me encuentro deambulando por unas veredas que en lo posible me lleven a alguna parte . Hay calles que se entrecruzan y logran formar encrucijadas . También se pueden apreciar pequeños guijarros que pisan mis zapatos y crujen .
Algunos perros del pueblo se limitan a verme y noto sus ganas de continuar echados y no emitir ningún ladrido .


Hay una loma y una mujer parecida físicamente a Eugenia León extiende su mano y me entrega un puño de tierra . Le pregunto que si es por la nueva promoción de su trabajo musical . Eugenia se ríe con esa risa extraña que siempre ha tenido . Yo la recuerdo en aquellos tiempos de cuando cantaba canciones de protesta en la Ciudad Universitaria , con su pelo chino , y me causaba inquietud cuando comentaba sus orígenes en Tlanepantla . También le pregunté si ella era de los Leones de por allá del norte . Porque también mi abuelo el General se apellidaba León .

Eugenia no me contestó y bajo de su pedestal en alto que por momentos se me figuró a Chabela . Entró sin precipitarse por una puerta apenas abierta y por la que pasaba un chorro de luz mezclada con la tierra de cualquier pueblo de México Es posible que fuera Ciudad Guzmán . Entonces fue cuando la seguí y en lo posible del sigilo toqué discreto , Eugenia me miró al mismo momento que colocaba su dedo índice sobre sus labios para pedirme que hiciera el menor ruido .


En un camastro de los años 50 , descansaba metido entre unas cobijas un actor de rasgos indígenas llamado José Carlos Ruiz . El parecía estar enfermo , su cabeza se encontraba de lado izquierdo y su boca emitía un leve quejido . Eugenia se acercó a mí para pedirme acudiera con el curandero . Así lo hice y me encontré con la sorpresa de que quién hacía las limpias era Emilio El Indio Fernández . ¿ Es usted el curandero ? , le pregunté; Me miró con esos ojos de rudeza que siempre tuvo y me dijo ; pués claro . ¿ Qué te parece mal ?. No es eso Don Indio pero yo sabía que usted era director de cine. ¿ Y qué ? . ¿También puedo curar no ?. Claro Don Emilio .


Después de un silencio pesado le pude hablar : Dice Eugenia que si usted pudiera acudir a casa de José Carlos , es que está enfermo y la temperatura no le puede ceder . El brujo me dijo que lo esperara y procedió a buscar un morral en donde fue echando toda clase de hierbas para tomar y untar .

Salimos seguidos por unos perros y al doblar la esquina nos encontramos con otro señor conocido : Este llevaba un traje oscuro y un libro bajo el brazo Era Juan Nepomuceno .
Nos miró momentáneamente , se llevó la mano a la boca y frotó como si se preguntará que carajos me encontraba haciendo en su pueblo . Buscó en su traje y me entregó un mensaje este decía palabras más palabras menos . Soy Rulfo y estoy muerto como está muerto Emilio y como esta muerta Eugenia y como está muerto José Carlos y como lo estás tu también . Le dije que estaba equivocado que lo que ocurría era parte de un sueño de enero . Juan te explicó que no era posible y desapareció por otra puerta .

Pasaron diez minutos y entraste con Emilio que para ese tiempo ya se había metido medio litro de tequila , de agave azul . Eugenia buscó mi cara como diciéndote que habían llegado tarde . Alzó su mano y fue dejando caer otro puñado de tierra al mismo momento que me decía que solo era el polvo de lo que quedaba de Jose Carlos.
Original de Alfredo Arrieta Ortega
Para elpueblodetierra.
República de México.