domingo, 30 de agosto de 2009

CUANDO EL SOL ERA OTRO


CUANDO EL SOL ERA OTRO.


Estoy situado en esa tarde de mayo, cuando el Sol en verdad brillaba, y te lo digo con esa certeza, precisa, que en verdad alumbra.
Beto, el joven Beto llevaba puesto un suéter color negro que le llegaba hasta las mangas, sus brazos tenían unos vellos güeros .
Beto era un hijo de mi abuela, que no era mi tío, sino mi primo. Siempre lo podías ver boleándo sus zapatos del fut bol, arrancaba por las mañanas hacia los campos solitarios de Mixcoac, allí se reunía con otros aspirantes a jugadores profesionales, que por más luchas que le hacían ninguno lograba destacar. Pateaban los balones con tal fuerza que muchas veces las redes improvisadas no lograban soportar esas fuerzas desmedidas de los noveles jugadores.
Una vez, de esa tarde de mayo, me encontraba deambulando por esos llanos, donde el Sol era otro, siempre caia a plomo sobre las espaldas y los rostros de todos. Mi edad no superaba los seis años, no recuerdo que camisa llevaba, pero si sé que traia puesto un pantalón cortito y como dijo José Carbajal con su bolsita de los recuerdos.
Me dí a la tarea de construir un volcán, hasta le puse sus fumarolas mientras los jugadores de los llanos pateaban los balones de aquí para allá, de allá para acá. Lo malo de todo fue que mi volcan o mi monte, lo estaba construyendo cercano a la portería del contrario . Me limpiaba el sudor, y seguía dale que dale. Hasta que de repente un balón rápido se fue a meter justo en mi estómago, cayó directo, y con una velocidad que logró destruir el cerro que mis manos elevaban hacia las cúpulas del cielo . Caí desmayado, mi cara se puso morada, y no supe más de mí .
Los jugadores corrieron junto con Beto, unos se dieron a la tarea de estirarme los pies, y otros a soplarme en la boca. Desperté súbito y comencé a llorar. Un amigo de Beto me decía ya no llores rata blanca, se te pasará.
Desde entonces a la fecha, el fut bol lo he tenido a la distancia y no me comprometo más que lo suficiente, sólo saber los resultados del Barsa.

Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Nec spe, nec metu
20 de mayo de 2005.
México.
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