domingo, 30 de agosto de 2009

LOS VIEJOS RUIDOS NO SIRVEN PARA HABLAR


LOS VIEJOS RUIDOS NO SIRVEN PARA HABLAR.



No sé si pueden existir las mejores palabras para explicar los tiempos que la vida conlleva, y por necesidad vengo a saber algo en verdad importante: Los viejos ruidos no sirven para hablar. El tiempo como tal no existe. Silvio Rodriguez habla por televisión. “ Los viejos ruidos no sirven para hablar”, y digo que no existen porque ya me olvidé de los juegos infantiles, y recorrí los libros, lod cines y la películas de cine club, tratando de indagar por mi tiempo. ¿ qué pasa señor?, voltéo como el de la Puerta de Alcalá, y el paisaje urbano es distinto, extraigo el lápiz y certero arrojo estas insípidas reflexiones. Silvio Rodriguez sigue diciendo en cubañol, su grupo musical muestra el porqué de su sangre negra; el bullicio cubano. Alguien envía una carta, so sé quién, y la puedo leer cualquier año, el día que la lea, diré absolutamente lo mismo; me gusta desatinar las horas; el tiempo es una relatividad cósmica y lo mismo me importa El unicornio añil, o la canción del elegido, que la electricidad incorporada al piana alemán. Me importa la prenda y el personaje que sepa decir cosas expresadas de forma estética y bella, tal vez así pueda resumir la admiración a los cantantes de la Habana vieja. Y no es moda, esoq ue alguién se inventa y es la moda, lo mismo un traje casimir, que la moda casual; lo mismo dá. La identidad de uno tiene sentido al saber que los sueños existen, ayer por ejemplificando, soñe con grabados extraños relacionados con el diablo.

Los dedos cubanos, humanos, impulsan las cuerdas, en ese concierto de rock negro, la boca se pega melosamente al micro como quién dá un beso, una blusa desteñida, tenis informales; es el vestir del hombre como se concebiría a Rodriguez actuando en smoking. Su boca dice : “ Sí capturo al culpable de tanto desastre lo va a lamentar”, y yo, sé quién es el culpable; es Sam. ¿ no te das cuenta novato, que vive en tu casa?. El rock es ahora un elemento importante para la creación de estas canciones, froto la mano sobre la cabeza, mi mejor peine, pienso ya firmo pronto habrá de guardarse; pelón pelonete....


No lamento carecer de radio, las canciones se recrean en esta conciencia viva, en esta noche de agosto de 87. Hoy por ejemplo escuché, a través de los sentidos una exposición efervescente partidaria de Dios, y comprendí que su manías; no las de Dios, son similares a las del resto del personal terreno. Cada uno es perverso, aferrado a su escondite, a sus raíces naturales, asidos como changos orangutanes. Hoy , se dieron tantos factores de divertimiento, en donde se conjugó el presente, el pasado con el presente, el futuro con el pasado y todas las combinaciones posibles.

Recordé desde el techo de mi casa ( bajaba la mugrosa araña de su hilo colgada ), hasta cuando abordaba el vejete camión, el trasnsitorio de un camino sin pavimento de agua y lodo, de tierra y bacilos. Un camión arrastrándose apenado por el puerco diesel; su sangre energética, apenado por sus cargas pasajeras, el iluminando las caras cansadas de los obreros. Un frasco de crema nivea, ya arriba en adorno chocante un cristito, “ Dios nunca muere”. Hoy trasladé el cerebro acompañado de un añejo, la historia de Jehová, el diablo pasando por los tres cerditos de Walt ( Esto no fue cerebral, disculpen, cosas de XHGC. ), recurrí al desván del cerebelo y me alegré, me entrsitecí, me alegré al escuchar la trompeta del grupo rodrigueneano, no estoy del todo satisfecho, fui al fantástico pasado de mi niñez, la blancura de sus nubes, mi algodón, mi dulce, mi chupete, a esa niñez sucia cuando algun cristiano, en dádiva depositaba un Morelos grandotote en mi mano; un peso.
Y acudí a eso, a los tres cerditos, ¿ otra vez? , a las flores que dejó olvidadas el Unicornio perdido, me pregunté por mi padre: ¿ cuántos huesos se le han perdido?. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes a decir de Miguel de Orihuela.
Me acordé de mi amigo, el de la mirada inteligente. Es mucho mi amor, mi verdad, la actitud considerada a lo que me rdoea, a la desdicha ciudadana : Con la frente en alto jodidos, con la frente en alto cuando tenemos agachada la creviz señores...


Esta tarde me entero de mi hijo, su chillido altera como puñaladas, taladro eléctrico o gatos enojados. Lo veo y me siento veterano; pero no importa, él existe, yo lo he vivido, es mi crío. M e estoy cansando de estrellar el dedo en esta Olivetti Lettera 25, mi ojo de cíclope se nubla. Se borra; estúpido ojo miope...



1987.

Alfredo Arrieta Ortega.