domingo, 30 de agosto de 2009

IRAK



IRAK.


Siendo las veinticuatros horas con quince minutos del año que expira, me encontraba deambulando por los territorios del sueño . Primero fue interesante porque llevaba de la mano a una mujer blanca parecida físicamente a una de las chicas de James Bond , sus ojos qué ojos , azules , profundos , las mejillas carnosas , cejas delineadas en algún centro de belleza , y unos labios de jugo que cada vez que la miraba , no soportaba las ganas de besarla . Hasta aquí fue bueno . Tomamos por una calle iluminada de azul , en las proximidades de la mitad , nos encontramos con una puerta de plata . Giré una perilla y la puerta cedió . Y como en las películas nos encontramos con un mundo opuesto . Mujeres caminaban por todos los sitios , los hombres gritaban en lenguajes extraños de los cuales ninguno de los dos comprediamos ni jota . Parecía que nos encontrabamos en una experiencia cinematográfica y que el argumento trataba sobre Dios en los tiempos remotos . Arboles frondosos , música de fondo tocada con tamborcitos , hombres sacando víboras cobra de los canastos , burros por todas partes , y algunos niños jugando con tierra .



Llegamos a un hotel en Bagdad y pedimos una habitación para descansar el cuerpo . Nos dirigieron a un tercer piso y miramos complacidos el interior , muebles exóticos tapizados de rojo , cuadros de paisajes ensoñadores , lámparas a gas , y espejos por todas partes .
Cuando nos encontramos solos la mujer blanca que me acompañaba lo primero que hizo fue pedirme que me recostara en la cama , después se trepó encima de mí , se quito el sostén y me mostró sus senos magníficos , pero mi interés se encontraba dirigido a un cuadro donde un sultán acompañado de unos perros comía dátiles del desierto . Le pedí a la dama que se pusiera su camisón de franela pero insistío una vez más diciéndome que si no me agradaban sus tetas . Claro , están bonitas , pero recuerda que estamos en un sueño y debemos de sacar provecho , casi nunca voy a Irak y no voy a desaprovechar el momento que estoy durmiendo .
Lo que no sospechábamos que en la parte baja del hotel todo se estaba filmando , y quedaron en video las chiches de la guapa .

Sin esperarlo , se abrieron las puertas de nuestra habitación y entraron cinco hombres que hablaban y nos inquirían a que saliéramos de prisa , nos llevaron a una especie de cárcel y nuevamente me encontraba tras de unos barrotes duros .

Más tarde llegó un gringo que decía lo habían mandado de la embajada para asistirnos, así que comprendí que yo en la inconciencia en la profundidad de la modorra , era un norteamericano paton .El gringo me explicó que habíamos violado las reglas de estancia que se le permiten a los extranjeros , y que ninguna mujer podía enseñarle las teclas a nadie a menos que el individuo se encontrara casado pero bajo las leyes iraquíes . Les expliqué que yo estaba casado pero por las leyes de Mexico , pero el gringo seguía insistiendo que yo había nacido en el Paso Texas y que no me llamaba Alfredo sino Leopold Ronald . Entonces comprendí que estaba atrapado dentro de una identidad que no era la mía , y que sólo podría zafarme si despertaba abruptamente . Intenté girar por la izquierda pero estaba metido literalmente dentro de una cobija con figuras de gato , pedí agua a un policía que llevaba un trapo amarrado a la cabeza , pero el muy cabrón solo se concretaba a mirarme .

Luego cuando sospeche que la situación se arreglaría por los oficios de la embajada , la cosa se puso peor , nos sacaron con violencia de esa cárcel y nos llevaron a un refugio colectivo en donde la verdad era el mismo infierno . Ahí vi como los iraquiés casi animales se cogían a todas las mujeres que iban llegando, y a los hombres también , a la bella que me acompañaba la llevaron hasta la esquina de una pared que olía a caca , uno de ellos el más rudo y el que parecía ser el jefe , le bajó los calzones al grado de rompérselos , los demás reían y se burlaban de mí . Yo comprendí que no era Jorge Rivero ni el enmascarado de Plata y que no podía hacer más .
Luego llegó una máquina que parecía un tren , ahí colocaban entre los costados de las ruedas a muchos hombres amarrados con cadenas estos al avance de las ruedas eran molidos , miré como sus carnes y sus huesos se esparcían por todos lados al mismo tiempo que una muchedumbre corría para recoger los pedazos de nalga o aguayón .

Las gentes se agrupaban de acuerdo a los idiomas que hablaban , yo no tenia problemas porque era políglota . En cualquier bola de humanos me iba integrando. Así estaba cuando mis ojos apreciaron que dentro de un basurero las gentes sacaban botellas de ron y se las tomaban apresuradamente, esto con el propósito de que los guardianes del lugar no los detectaran .
Busqué la posibilidad de escapar pero no había manera porque antes de dormir mi jinqué dos pastillas de Dalai y mi sueño fue largo y profundo…

Busqué nuevamente la salida y un hombre que estaba parada en la puerta precisamente me entregó un papel con el número 143 , me dijo que esa era la clave del candado , que lo abriera en menos de cinco segundos y estaría libre .

Busqué entre las gentes a la mujer y la noté ausente y claro le pasaron por encima siete iraquiés con sus siete miebros la penetraron . Así que ella no estaba muy contenta que digamos.
Le dije que si quería salir del sueño , en primer lugar no anduviera nunca jamás enseñándo las chiches a todo el que se lo solicitara , no me dijo nada pero con su mirada me lo dijo todo….
Original de Alfredo Arrieta Ortega