domingo, 30 de agosto de 2009

HAY UN HOMBRE



HAY UN HOMBRE


Hay un hombre sentado en el quicio de una puerta que mira con desgano , nada parece interesarle, me acerco despacio como tratando de no molestar .

Tiene unos grandes ojos negros que miran sin ver.
No se que pena le aqueja y le pregunto :
¿ Se siente mal ? .
El hombre me mira sin ver.
Dice musitando ; soy un cerdo, soy un cerdo.
Vine de un pueblo lejano, con la intención de progresar. Uno deja todo y llega a esta ciudad para encontrar miles de cosas. Luego los días y los años van pasando, se encuentra uno con una mujer que a la larga lo va envolviendo como las arañas viuda negra, y lo empieza a chupar , hasta sangrarlo. Le saca todo ; el dinero , las fuerzas, las ganas, el esperma blanco , lo chupa lo chupa…

Ella al principio decía que me quería, luego la vi en brazos de otro , se besaban , luego los seguía . Cada miércoles se metían a un hostal y se daban a la tarea de burlarse de mí.
Por esos los maté…

Primero a él , una tarde de verano lo seguí hasta una cantina que se llamaba “ El negro Pepe “, decían que el dueño era un negro yacumenza .

Me acerqué rápido y le disparé , dos tiros le penetraron en el pecho . Yo quedé satisfecho porque había limpiado mi nombre . Que aunque era muy común , pués me decían Martínez .
Después , ella no lo sabía porque apenas era lunes , esperé a que saliera de la casa . Llegué por atrás de ella y en una calle oscura la tomé por detrás y le rebané el cuello . ¡ Pobre puta ¡…
Era la madre de los dos chiquillos y lo que me enojaba era que se parecían mucho a ella .
Meses más tarde acudí con unos brujos para que me liberaran del mal , porque ella se me aparecía precisamente el día en que la maté.

Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx
alfredoarrieta@terra.com.mx
México.