domingo, 30 de agosto de 2009

CRONICA DEL CONCIERTO DE JOAN MANUEL SERRAT EN EL AUDITORIA NACIONAL



CRONICA DEL CONCIERTO DE JOAN
MANUEL SERRAT EN EL AUDITORIO NACIONAL DE LA CIUDAD DE MEXICO.



MAYO 12 DE 2001.
POR ALFREDO ARRIETA ORTEGA.

Ese día comenzó como cualquier otro, sin embargo, fue un día diferente, avanzaba con el automóvil por alguna transitada calle de esta espantosa ciudad, me detuve en un semáforo , y llamé presuroso al vendedor de diarios, siempre compro el Reforma.


En los descansos, leo algunas cosas, abrí la página y me encontré qué había ganado un concurso que realizó ese periódico. Era una trivia sobre SERRAT, y yo que soy un experto en el tema, pues concursé, aunque alguna vez en la página de internet de PACO MARTIN , me reprobó por no saber las respuestas relativas a JUANITO. El diario decía que había que recoger los boletos en su oficina, así que me dirigí al punto de las doce de la tarde. Llegue y pregunté al policía de la entrada sobre los boletos que había ganado, me indicó que esperara, poco después llego una señorita y solicito alguna identificación oficial para dármelos, comprobó que efectivamente me llamaba ALFREDO ARRIETA ORTEGA , y sin más me entregó mi premio.

Mas tarde , al punto de las siete de la noche, y después de dirimir quién iría al concierto, pues mis hijos Tristán y MONTSERRAT, querían asistir, y el dilema era que solo eran dos boletos. Por supuesto que gané y mi esposa también. Los hijos se quedaron navegando en internet, y nosotros salimos. La tarde noche ya se anunciaba y el Auditorio Nacional esperaba el grueso de gente. Aprecié a lo lejos un grupo de vendedores con diversos productos de SERRAT, lo mismo encontrabas playeras que suéteres , gorras, llaveros, ceniceros, encendedores tasas para tú, café libros, y sorprendentemente me encontré un disco pirata cuya portada era la página de internet de PACO MARTIN.


Buscamos cual era la entrada y nos tocó el piso primero, de reojo comprobé que la sala tenía aún poco público, caminé unos pasos con el propósito de observar sí las cámaras de televisión eran las de televisión Azteca, y si era así pues me preparía cuando lo trasmitieran . Dieron las 8.32 de ese mayo, la gente empezó a impacientarse y algunos chiflaban, se apagó la luz y de momento se pudo apreciar la sombra de un hombre que se inclinó, tomó algún objeto, saludó, y sin más comenzó a tocar su violín, este músico me pareció de entrada un virtuoso.


Al poco rato, apareció vestido de negro SERRAT y TARRES, se fueron descubriendo poco a poco las canciones de su disco nuevo, ese tal TARRES, El último organito, Sabana, después habló sobre los palíndromos, los esdrújulos, canto Un mundo raro de JOSE ALFREDO JIMENEZ, Soy lo prohibido, nos regaló Penélope, Mediterráneo. A lo lejos se podía observar dos enormes pantallas que tomaban a la perfección los movimientos de SERRAT, al que desde hace tiempo lo noto cansado, y supuse que es probable que en poco tiempo nos dé la noticia de no hacer más giras a ningún lado, y no es para menos casi 60 años y en esos bretes, sí yo los tuviera, estaría en mi casa tomando chocolate con pan de dulce .

Además su voz parece por momentos rasposa, como si una lija le raspara la garganta. Cuantas veces cantaría Mediterráneo, seguro que rompió el récord Guines. Después dijo que TARRES era como decíamos aquí en MEXICO una gente que le valía madre. Todos rieron, en México manejamos la palabra soez con mucha frecuencia.

El concierto se fue desmenuzando rápidamente, a los lados tuvimos varias mujeres que me atosigaron , las de al lado me cantaron desde el CURRO el PALMO, hasta CANCO de MATINADA, esa misma mujer insoportable gritaba que JUANITO cantara Princesa tú no, no hubo manera de callarla.



SERRAT dio por finalizado el concierto, salimos apresuradamente con el propósito de alcanzar transporte, un sujeto de un taxi nos quería cobrar 80 pesos por un trayecto que cuesta 20. La lluvia caía sobre nosotros, nos alejamos de CHAPULTEPEC, para llegar a la casa al filo de las once de la noche, a la entrada al edificio observé unos sujetos extraños que se paseaban en un coche rojo con cara de asaltantes.
Original de Alfredo Arrieta Ortega
Para elpueblodetierra.
República de México.
Nec spe, nec metu.
Sin esperanza y sin gloria.
mayo 2001