domingo, 30 de agosto de 2009

LO COTIDIANO EN LA CIUDAD 2


LO COTIDIANO EN LA CIUDAD 2

Lo que más provoca pánico es el correr, el tratar de escapar del miedo...



Como te purga la hipocresía de los millones de seres absurdos que habitan esta ciudad capital, tal parece que el civismo ha desaparecido, de cuando te acuerdas de esos libros de texto en que aparecía una fotografía de una imponente indígena, ataviada en una túnica blanca de almidón, que era la patria y en la mano derecha portaba una bandera verde , blanca y roja con una enorme águila devorando una pinche víbora.
Esos tiempos de tu desarrollo en verdad no pasaban de largo para nadie, cuando en realidad perdías en el juego; pués pagabas y ya. Ahora maquinas un fraude, llamas por teléfono para secuestrar al más estúpido.
Anteriormente eras leal, porque cuando llegaba el momento de que tenías que cargar a alguno en el lomo y ser su caballito, pués lo soportabas aunque el muy maldito pesara kilos de más. Ahora usas tus pistolas, las limpias despacio, les metes unos alambritos para quitar el polvo para que las balas salgan limpias, y se incrusten en las pieles y huesos de quién más odies.
El civismo se convirtió en hechos gandallas de esta raza de bronce. A tal grado ha llegado el enfado hacia los nuestros que allá en California, su gobernador austriáco ha propuesto que se debe colocar una enorme barda de acero para que los cafecitos no entren más en el territorio de los de piel azul.
La ciudad no da más, el Distrito Federal se ha convertido en la cueva de Alí Babá y sus 22 millones de ladrones, porque aquí en México la legalidad vale pito y el pito no se debe de soslayar porque este tendrá su valor .
A diario desaparecen cientos de automóviles de precios caros, existen bandas de maleantes que se dedican a robar a mansalva y las autoridades policiacas explican que ya las tiene identificadas. Que consuelo.
El viernes pasado una familia dedicada a la frivolidad de la televisión, sale de sus casa situada en Bosques de las Lomas. Ella una joven y bonita mamá. Se supone su júbilo porque ese día se celebra el día de los niños, al poco rato la camioneta amplia se llena del bullicio de estos inocentes. Bajan por El Paseo de la Reforma muy contentos. Cruzan por la calle de Prado Sur, una de las más transitadas a esa hora. El destino está echado la señora Levi aquella que conociste en la televisión bailando, con un grupo de muchachos, o actuando muy simpática en la telenovela la Pícara Soñadora, cruza en su automotor y de pronto se aparece la muerte. Un sujeto animal, que sólo le interesa en dinero, aparece en la escena; corre con sus pasos malditos y se coloca a los costados de la roja camioneta. Observa al interior y todos estallan de miedo, porque el animal porta una pistola. La hora; la una de la tarde de este a fin de mes del 2005, sobre la opultenta Paseo de la Reforma.

Más tarde la joven Levi, muere de susto, su cuerpo no soportó el acoso psicológico y quién sabe, solo Dios , que sustancias corporales se desencadenaron en su cuerpo. La información confusa decía que la habían matado a quemarropa, pero nó fue el miedo, el infeliz miedo que te causa el terror que te provoca un pinche delincuente que solo le importa el dinero.

La policía con sus ineptos gendarmes y directores, se dan a la tarea de peinar la zona y atrapan a un cuarteto de estúpidos, de estúpidos pájaros de cuenta. Los infelices debían ser los matones. Y tal parece que si, eran ellos, llevados de la mano por un vejete senil que llegó a esa edad convertido en un auténtico hijo de puta. Más tarde algún noticiero refrescó la memoria de los televidentes y les mostró dónde vivía el viejo senil y casualmente era residente de Polanco una bonita casa habitaba, te imaginas que cuando llegaba a ella la viejecita de su esposa le decía : Ya llegaste papi, que bueno, ven y pónte tus pantunflitas, debes de tener los pies hinchados. Se colocaba sobre el sofá , se quitaba los calcetines y a sus pies daba un cálido masaje, prendía el estereofónico y escuchaba las dulzuras de Vivaldi : tintintiririntintinti...

Ahora lo puedes ver en su nueva casa del reclusorio donde el encierro lo haga reflexionar sobre sus acciones perversas pinche viejo maldito¡

Y es que ya no importa nada, todos son desleales, parecen ser de otras camadas de humanos que no son capaces de emocionarse de nada. Ahora puedes atropellar a un grupo de motociclistas que son estrellitos de la televisión , bajarte de tu carro y hablar como si hubieras atropellado a un perro callejero: “ Estoy en el periférico, tuve un choque, sí al rato nos vemos”, cuando la realidad te informaba que un cadáver yacía tirado, otros golpeados, sus motocicletas Harley convertidas en fierros.

Este día ha sido productivo porque dicen que un joven se trató de aventar desde la puntita de aquél edificio de la colonia la Condesa. Y allí está un joven de pelo negro como de 19 años que reclama que el y su mamá tienen un amparo que les permite no ser desalojados del departamenteo en donde viven. Llega un actuario con sus papeles de legalidad y da la orden para que los echen a dormir a la calle, y un grupo de cabrones se da a la tarea de sacar con la violencia establecida todas las pertenencias de esta familia de clase media. Allá van sus discos piratas, de Hendrix y Pink Floyd , sus pantalones de mezclilla libanesa, sus colchones dormimundos y sus colonias de ácaros, los trastes muy usados de la mamá que solo cocinaba huevos estrellados y a veces frijoles con su exclusivo queso de Oaxaca. Sus libros de Borgues y acaso escondido, en la página 51 un poema de Lorca, sus folletos de aquel viaje a Zihuatanejo, sus carteles de apoyo al lagartón de Tabasco, el no a la impunidad, el no nos vamos a dejar., los videos contestarios de botellita de jerez, y el mastuerzo mentando madres a todos los influyentes. Pero nada valió, ahora el muchacho de 19 años, se encuentra en el filo del abismo, abajo su madre reclama con un papel, su derecho a estar en esa vivienda, y nadie los ayuda, nadie los apoya. Dice la publicidad que primero los pobres, y los pobres se encuentran a la zaga, levantando papeles, llevando cartones, aluminios para venderlos y comprar latas de sopa, frascos de chiles, tortillas de maseca.
No sabes como se llama pero está decidido, sin embargo notas que sus pies tiemblan, ¿quién se quiere morir a los 19?. Un bombero lo coge de súbito por las flacas piernas y lo arropa con su cuerpo, de momento logra salvarlo.. El joven llora.

“ Los pobres olemos mal a sudor y a hierbarajo, pero abra a un rico en canal, ese si apesta carajo ¡”

Allá en Insurgentes, una mujer de escazos 16, lleva un suéter entre verde y fósforo, se agacha, recoge un pañal, mira y se ríe, a un costado de ella está un sutano, flaquito, prieto que se da gusto inhalando un frasco de pegamento, lo inhala y se va al Nirvana, se evade del México miserable, parece no importarle el enfado de los diputados del revolucionario por la burla a la que fueron sometidos, le quitaron la impunidad a un funcionario de izquierda, y ahora el resultado es que el funcionario de izquierda vive en lo impune. Lo inhala y se va al Nirvana...

Más allá sobre la calle de Orizaba me topo con David, ( La estatua de Miguel Angel ) el es fuertote, mide como dos metros con diez, está quieto, sus ojos merodean todo. David está posado sobre un enorme pedestal, lo caga un pájaro veloz, quizá una golondrina , lo rodea la Plaza del Rio de Janeiro, una mujer de setenta y cinco primaveras lo mira de arriba abajo , sus ojos con patas de gallo se posan sobre los huevos desnudos de David, qué huevos de acero, de sus pupílas, las de la anciana , resbalan dos gotitas de sal, qué recuerdos tendrían de aquellos años viejos de cuando pasaba por esa misma plaza y los galanes del barrio de la Roma le echaban flores audaces, esos piropos que ahora se han convertido en grosería vulgar.
La iglesia al costado se muestra altiva, de sus cúpulas asoman palomas de diversos tonos, las hay de una blancura de clarasol, pero también encuentras grises y negras, de patas rozadas y y ojos saltones.

Escucho el audio casette y dicen los locutores tarados que el conductor que mató al etrellito, se quedó dormido en pleno periférico. No lo creo, porque al observar el video, se sabe que les aventó el coche con un coraje de aquellos que nunca se habían visto.
También cruzas y cruzas Reforma cuando tus ojos miopes alzcanzan a divisar a la derecha un grupo de mujeres desnudas, ventilando sus sexos negros agarradas de la mano, solicitando parcelas. Ellas vienen del campo, dejan a sus hijos en el hambre, y se resuelven a acudir a causar lástimas en los mirones. Los rostros de ellas, de Juana y Ramona, de Silvia y de Lupe muestran los rasgos de la lucha que nadie ve, pasan los BMW raudos, con jóvenes yuppies, que fuman habanos , musitan canciones de Bono, eructan pollo , y hablan con una papa en la boca.


Sobre el Eje Central, casi recargado sobre Bellas Artes, se despliega la arquitectura de Tolsá, sobre los carriles centrales aparece el espíritu de Nahui, la amante de Gerardo Murillo, el doctor Atl, que pintaba paisajes, era experto en los volcanes, doctor en filosofía por la Universidad de Roma, su apodo significaba en náhuatl: agua.. Nahui pasea por esos lares desde los años pasados, desde los años muertos que tú la veías desde el balcón con un enorme abrigo café, casi desgastado, su cabeza portaba un sombrero con flores apenas dibujadas, ella decía a grito pelado: ¡ Cabrones, cabrones sepan que yo soy Nahui, soy la hija de Díaz Ordaz , aquí está su foto, perros malditosss ¡ . Nahui tenía ojos tan bellos, de tonalidades verdes y azules, ella expresiva, era hermosa en esos años 30 donde la ciudad era algo más que esto vez ahora, las familias pasaban contentas, con sus ropas anteriores, felices, no enlutadas como ahora presos de la desgracia económica, del puñal al acecho, . Sus manos, las de Nahui eran de tal tersura, eran rosas , acariciaban a su anterior esposo con un amor. Con una ternura de la que nadie era capaz. Ahora estaba su espíritu, dejando huellas a su paso, hundidas por toda la Alameda, frente a la estatua de Beethoven. Nahui, era en verdad muy bella, sus ojos felinos parecian que acosaban a todos, los retratos lo dicen todo, esos retratos en color sepia donde aparece en cueros, mostrando un perfecto culo y mira a la cámara , el fotógrafo se queda absorto, hasta que Nahui le dice que tanto miras pendejo; sigue tomando fotos. Nahui, abandonó al marido para convertirse en amante de Gerardo, ese loco pintor escritor y todo. Dicen que a Gerardo le gustaba acudir con los miserables de los barrios, recogía basura por las calles, se dejaba las uñas largas, escribía textos describiéndo la pobreza, el hambre y además pintaba. Sus ojos comtemplaron todo, desde el renacimiento hasta el hambre..
Dicen que Nahui trabajaba y que cuando cobraba la quincena, acudía al Samborns a comer hasta el hartazgo, desde platillos suculentos, generosos hasta pasteles y flanes, después con el resto del dinero, acudía a compra comida para los gatos que se multiplicaban por todas partes. Los felinos agradecían la ayuda de la octagenaria Nahui estaba convertida en su madre adoptiva. Ella tenía una casa en Tacubaya que le dejaron sus padres, allí, murió Nahui, en el olvido, en la miseria, con sus trapos y sus objetos, allí se cerraron los ojos de esta mujer.

La ciudad te habla de todo pero la odias con un odio jarocho porque te acuerdas de esas ocasiones de cuando llegaste a México, desde Guanajuato, acudiste a su llamado pero no con gusto, porque era tu deber acudir a México sin más preámbulo. Tomaste el autobús de Ómnibus en la Central camionera, que estaba situada por las zona del Real de Minas, el camión salío puntual a las doce en punto de la noche, recorrió caminitos de piedra y pavimentos, cuatrocientos kilómetros para llegar a la maldad.
Caminaste hasta los mejores rumbos de Mixcoac y llegaste a la casa de antaño, hurgaste en los bolsilllos y allí la llave yale, buscaste el agujero del candado, no lo encontrabas porque aún era de noche.
La puerta se abrió, entraste despacio, esa casa en derrumbe, destruída por el descuido, no era ni sombra de lo que fue. Ahora sus patios lucían polvosos, no había macetones de aquellos que hizo Consuelo, ni los ladridos del perro, los ritmos lelos de Eduardo. Ahora, estaba sola, nada más quedaron las camas cremas y violetas, buscaste por los cuartos y allá en aquel sitio nocturno el tapete arrejolado. Quitaste el exceso de polvo, lo usaste de sarape, y buscaste el sueño. Pero tal hecho no se produjo porque pasaron por encima de ti algunos roedores de tamaño popular.


Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
6 de mayo de 2005
México.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx