sábado, 29 de agosto de 2009

HOY TOCARON A LA PUERTA


HOY TOCARON A LA PUERTA.



Este 9 de mayo del año que nos está ocupando, entre ruindades y malas leches, tocaron a la puerta de mi casa, esta casa de puertas blancas, con un remiendo en la parte anterior que nunca he podido reparar, pero estoy conciente de que algún día si es que no muero antes, la repararé, o mejor dicho traeré a un carpintonto a que haga los ajustes necesarios. Lo primero que le solicitaré es que la retire si ya no tiene reparacíon, o que la pinte, o que use diversas tinturas, creo que la más acertada es aquella de color sepia que ví alguna vez en una casona de las Lomas de Chapultepec.
En eso estaba platicando con Tristán cuando sonó la puerta, casi en seco: toc, toc, miré me acerqué despacito y como en aquellas caras teatrales que hacía Carlos Ancira, observé que detrás del pequeño vidrios se dibujaba la cara delgada como de triángulo equilátero, de un representante de la seguridad publica, ahí estaba muy mono , esperando a por su llamado.
Abrí con el sigilo pertinente porque los ciudadanos de este México sabemos que cuando llega la ley y la justicia, se aparecen también la extorsión, y todo lo que tú pienses.
Me dijo que sus superiores lo habían mandado a hacer unas encuestas, con el propósito de preguntarles a los ciudadanos sobre sus inquietudes, y respecto a cómo consideraban la seguridad pública.
Lo miré preciso, y cuando comencé a explicarle que en esta zona del Distrito Federal, es común que los automóviles aparezcan sin llantas, sin espejos, y algunas veces hasta sin motores.
También le hice el comentario que alguna vez las máximas autoridades de la ciudad prometieron como siempre que las cosas cambiarían, y sí; cambiaron para mal, haciendo cuentas te voy a decir que mis autos han sido desvalijados 60 veces, he sido asaltado cuatro veces.que me he liado con rateros, ellos con cuchillos yo con mis manos y pies. Una vez en un microbús subió un pelafustán, una lacra de esas con las cuales es imposible conversar, fíjate tú, ni modo que le hables sobre la meditación trascendental o de Buda, cuando él te amenaza con un cuchillo, y te dice enojado por las drogas que si no le das la lana te lo entierra. O que le platiques animadamente sobre las esculturas y edificios de Gaudí, o que en verdad se anime y abra sus oídos para escuchar tus cantos gregorianos, pinche ladrón, él sólo quiere tu dinero. No más. Pára que necesita la foto de hijito mostrando sus blondos pelos.

Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
alfredoarrieta@terra.com.mx
méxico.