viernes, 28 de agosto de 2009

DE NO OLVIDAR



DE NO OLVIDAR


Por Alfredo Arrieta Ortega.


“ Creo que este momento es un momento nervioso, no más que otros que hemos tenido.
Creo que un pueblo conmemoria tiene la llave del futuro. Y un pueblo que no la tiene se la puede encontrar muy difícil... “


Ayer, en la ciudad de México, se deberá quedar impreso en los que sobrevivimos, de todos los que deambularon con sus zapatos y sus tenis, con sus caras espantadas y sus temores, de volver a sufrir, y de recordad las infames escalas de Ritcher y Mercalli.
Los relojes de H Stelle se detuvieron, la punto de las siete y veinte; para dar paso al miedo colectivo,al merengue trepidatorio, para recibir sin esperarla a la generosa muerte.
Bombas imaginarias sin respeto, proyectiles hirieron los vidrios, las mujeres lloraron, en el humo se fueron a encontrar las biblias.
Bombas imaginarias abatieron la ciudad, los semáforos convertidos en charamusca, las estructuras de acero dobladas por un gigante, cada quién en su soledad derramaba lágrimas a sus difuntos, el pavimento levantado.

Con esto, ni ganas de escuchar música, sólo la Saeta, ni de hablar, ni de recibir pésames de otros gobiernos, porque da escalosfrío, angustia, ni ganas de ver las flores sobre Reforma o Avenida Chapultepec, ni ganas de recordar que la vida y la muerte están siempre “ bordadas en la boca “, son de nuestra parte hermanas y compañeras.
Ni ganas de declarte en quiebra, aunque tengamos infinidad de abogados gandules, ni ganas de acordarse.

La cruz roja continúa calles arriba y calles abajo, jóvenes y niños paramédicos y militares removiendo escombros en un solo interés, ni ganas de reírte porque se derrumbó la antena maestra del canal cinco; ni ganas.


Ahora hay que buscar el olvido, que todo quede en el recuerdo, y a jalar, a reconstruir, a seguir andando, a buscar de nuevo el sol.

¿ Que monstruo pasó por debajo de la tierra?.

Estábamos desconcertados, El Regis desplomado, no existía más, era una película real, como aquellas que pasaban en el Internacional.

Vimos la cara del presidente por televisión, supimos de nuestra impotencia ante el fenómeno geológico.
Ayer se nos fue la soberbia de los cuerpos.
Ayer recibimos una lección natural de fuerza y energía.
Ayer Dios se hizo presente en nuestros recuerdos.

El ejército y su Plan DN3 actuó lento, lo digo por lo que ví al inicio.

También recordé Edificios, a los que penetré muchas veces cuando tenían vida, ayer supe de los conocidos, de mis amigos, de mis familiares, pero de ellos nada. Los teléfonos congestionados.
Aunque supe que no tenía el menor rasguño, solo el susto.
Ayer supe instantáneamente de la voz de mi mamá, supe de todos ayer.

Ví volar helicópteros, ví el polvo sobre El Eje Central, ví que México amaneció distinto; tal vez triste.
Una nueva era nace a partir del día de hoy.
Ví la torre Latino Americana incólume.
Vi el Palacio de Bellas Artes soberbio, de pie.

Ayer vi lo que nunca imaginé ver....





20 de Septiembre de 1985.
2.05 HRS P.M.
en la ciudad de México
el día del terremoto de 7.9

nota: Fue publicado en OVACIONES , Segunda Edición, el jueves 17 de octubre de 1985. cultura.



Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega
Nec spe, nec metu
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