EL PARAJE DE LOS CALZONES.
Escucho una noticia que no hace más que recordarme cual es la auténtica realidad que estamos viviendo hoy por hoy .
Dice una añeja canción gringa que a la vez es una historia ; que amarres un listón al viejo roble.
Lo que sucede que de acá de este lado, pocos son felices para cantarle canciones pegajosas a un árbol, y además en pleno usos de sus felicidades amarrarle un listón . Esto de la canción a lo mejor no lo sabe la muchacha hondureña llamada María Martínez, ella cruzó las áridas tierras del norte de México, allá por lo que anteriormente se llamaba El Paso del Norte. Ella llegó a esas tierras secas para intentar cruzar al milagro norteamericano. Dice que pagó dos mil dólares para que esto ocurriera, sin embargo al tratar de cruzar a los United States, se les aproximó un grupo de ladrones que después de despojarlos de sus pertenencias,procedieron los más bestias a violar a la que más les agradara en ese momento.
María Martínez intentó correr, pero su atacante la alcanzó porque él era veloz ya que se había dado una dosis de alguna droga fuerte. La alcanzó como cuando un felino corre tras de la presa. La atrapó con esa fiereza que puede dar la impunidad, la tomó por los brazos, después la aventó contra unos matorrales. Después procedió a bajarle los pantalones de mezclilla y más tarde los calzones , la penetró sin más ni más .
María quedó sola, llorosa llena de polvo. Limpió sus mejillas y se volvió a incorporar al grupo que fue asaltado. María pensaba que fue afortunada de no ser parte de la estadística de mujeres muertas en Ciudad Juárez, y que hubiera sido horroroso que quedara su nombre inscrito en una cruz blanca.
María Martínez en realidad sí logró cruzar el muro de la tortilla. Nueve meses después llevaba a la guardería del Paso Texas a su pequeño hijo que llevaría en lo futuro el nombre de Christofer.
María no quedó en una cruz de la frontera, sólo en el paraje de los calzones quedaron sus pantaletas rosas sobre unos espinos secos.
Un guía describía a otros mojados que esos trapos que se mostraban por allá eran calzones; esos trapitos multicolores que se ven allá es el paraje de los calzones... ...
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Abril 13 de 2006.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx
alfredoarrieta@terra.com.mx
México.
Escucho una noticia que no hace más que recordarme cual es la auténtica realidad que estamos viviendo hoy por hoy .
Dice una añeja canción gringa que a la vez es una historia ; que amarres un listón al viejo roble.
Lo que sucede que de acá de este lado, pocos son felices para cantarle canciones pegajosas a un árbol, y además en pleno usos de sus felicidades amarrarle un listón . Esto de la canción a lo mejor no lo sabe la muchacha hondureña llamada María Martínez, ella cruzó las áridas tierras del norte de México, allá por lo que anteriormente se llamaba El Paso del Norte. Ella llegó a esas tierras secas para intentar cruzar al milagro norteamericano. Dice que pagó dos mil dólares para que esto ocurriera, sin embargo al tratar de cruzar a los United States, se les aproximó un grupo de ladrones que después de despojarlos de sus pertenencias,procedieron los más bestias a violar a la que más les agradara en ese momento.
María Martínez intentó correr, pero su atacante la alcanzó porque él era veloz ya que se había dado una dosis de alguna droga fuerte. La alcanzó como cuando un felino corre tras de la presa. La atrapó con esa fiereza que puede dar la impunidad, la tomó por los brazos, después la aventó contra unos matorrales. Después procedió a bajarle los pantalones de mezclilla y más tarde los calzones , la penetró sin más ni más .
María quedó sola, llorosa llena de polvo. Limpió sus mejillas y se volvió a incorporar al grupo que fue asaltado. María pensaba que fue afortunada de no ser parte de la estadística de mujeres muertas en Ciudad Juárez, y que hubiera sido horroroso que quedara su nombre inscrito en una cruz blanca.
María Martínez en realidad sí logró cruzar el muro de la tortilla. Nueve meses después llevaba a la guardería del Paso Texas a su pequeño hijo que llevaría en lo futuro el nombre de Christofer.
María no quedó en una cruz de la frontera, sólo en el paraje de los calzones quedaron sus pantaletas rosas sobre unos espinos secos.
Un guía describía a otros mojados que esos trapos que se mostraban por allá eran calzones; esos trapitos multicolores que se ven allá es el paraje de los calzones... ...
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Abril 13 de 2006.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx
alfredoarrieta@terra.com.mx
México.
