DIOS MEDIANTE
Ese cabrón si que corre rápido. Me venía persiguiendo por las calles bombardeadas de Líbano. Era un soldado de ojos azules, que hablaba obsenidades en hebreo, ¡ párate hijo de puta ¡ , que la mera verdad no sé como se diga en ese idioma.
Sus botas levantaban las piedras y el polvo, en sus brazo alcanzaba a ver su temible ametralladora Ak 47 y como dicen todos los periodistas mediocres de México; “mejor conocidas como cuernos de chivo”.
Entré por unos callejones, muchos ojos me contemplaban pero yo no los veía. En la prisa del miedo abrí una puerta con un número extraño, que no era precisamente el número de la suerte.
El lugar estaba confundido, objetos tirados por todas partes; un gato despanzurrado, ollas de barro aún con comida, de las paredes colgaba la imagen de un santo Líbanés, que por lo visto no les pudo hacer el milagro a tiempo ya que la familia que ahí habitaba, se encontraba muerta de balas, cañones, misiles, cuchillos .
Allí había unos roperos cruzados en diagonal, me aventé por la parte de atrás con el objetivo de salvar la vida . Se hizo el silencio, el soldado hebreo caminó buscándome , su mirada se clavaba por todos los lugares . En mi oculto lugar lo fui siguiendo, lentamente, hasta que su cara rubia quedó justo enfrente de mis ojos . La ranura de los muebles apenas me dejaba verlo. Un momentp antes de que diera vuelta, apunté con mi pistola, en sus meros ojos y disparé, una y dos veces. El Israelí cayó para atrás. Salí aventándo los elefantes roperos y lo contemplé, por dos largos minutos. Ni modo amigo, las cosas son así, sin querer y sin ser Libanés tuve que matarte, no es que te odie o te desprecie, pero era tu vida o la mía . Además no te entendía nada, porqué me perseguías.
Salí entre ese desorden, vi un niño muerto y una televisión en donde un individuo vestido de trapos negros hasta la cabeza decía que Dios mediante ellos ganarían la guerra.
Original de Alfredo Arrieta Ortega.
Agosto 2006
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México.
