sábado, 29 de agosto de 2009

EL SILENCIO



EL SILENCIO



Estoy sediento de silencio, pero a la vez, añoro otras sonoridades. El traqueteo del tren, el lloro de un niño hambriento, el amable ulular del viento, la caída de la lluvia en los cristales, el piar de los pájaros al despertar, la música lejana de la verbena del barrio, el sonar de mis pasos por un camino mojado, los cantes de la vecina Julia, el viaje de cada ola al chocar en las rocas del puerto, el violín de mi hija Elisa o el ruido de la leña retorciéndose y crepitando en la chimenea.

Paco Martín.








Quien puede saber si estas personas cayeron en una especie de hipnosis, les cortaron las lenguas y sus posibilidades de estar callados se debió únicamente a que sus oídos captaban las palabras precisas a manera de oración que les trasmitía Joan Manuel Serrat allá por los años 74 en la Provincia de Cádiz. España.
Creo que la verdadera razón de estar en silencio, es escuchar, dejarse guiar por las palabras, por las señales orales, los ademánes, la mímica que emplea, las gesticulaciones teatrales que utiliza Serrat .
El silencio de las personas es impresionante. Ninguno chista y todos parecen estar en la misma linea de comunicación. A decir verdad pocos o muy pocos habían leído a Antonio o a Miguel, hasta que Juanito se decidió sacarlos de las bibliotecas, los tomó, les puso bellas notas a las palabras y las devolvió para todos .

Alfredo Arrieta


Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
Gatodelperro2000@yahoo.com.mx